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Subj: ESOS LOCOS QUE CORREN (Marciano Durßn)
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# On : 25/04/09 19:00:10
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ESOS LOCOS QUE CORREN (Marciano Durßn)
Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano
a la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al mediodía, se
cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Estßn locos. En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente
se cansan… sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan,
se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara. Yo
los he visto. Pasan rßpido por la rambla, despacio entre los ßrboles, serpentean
caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una
carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan
hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con
los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros
y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia
delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa
que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan
cuando pasan frente a los jazmines. Yo los he visto. No estßn bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados.
Transpiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo.
Estßn tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del
perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse…
y siguen. Se inscriben en todas las carreras… pero no ganan ninguna. Empiezan
a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como
niños en Día de Reyes. Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como
lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones. El día antes de la carrera
comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas
termina la competencia. Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen
entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres. No estßn bien. Se anotan en carreras
de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrßn ganar aunque
falten todos los demßs. Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes
de la largada necesitan ir al baño. Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a
los cuatro o cinco a los que hay que ganarles. Son sus referencias de carrera:
"Cinco que corren parecido a mí". Ganarle a uno solo de ellos serß suficiente
para dormir a la noche con una sonrisa. Disfrutan cuando pasan a otro corredor
… pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Preguntan
por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece. Estßn locos, ellos
saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la
entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan. Se quejan del sol que los
mata o de la lluvia que no los deja ver. Estßn mal, ellos saben que allí
cerca estß la sombra de un sauce o el resguardo de un alero. No las preparan…
pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta. No las
preparan…son parte de ellos. El viento en contra, no corría una gota de aire,
el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y
no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho
de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué
demasiado rßpido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise. Disfrutan
al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos
porque dicen que lo han conseguido. ¡Qué ganaron una vez mßs! No se dieron cuenta
de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas… pero insisten
con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera. Se ganan
a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran
por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren. Les tiemblan
las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no
estßn bien. Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta
respirar, tienen puntadas en el costado… pero siguen. A medida que avanzan en la
carrera los músculos sufren mßs y mßs, la cara se les desfigura, la transpiración
corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de
la llegada comienzan a preguntarse que estßn haciendo allí. ¿Por qué no ser uno de
los cuerdos que aplauden desde la vereda? Estßn locos. Yo los conozco bien. Cuando
llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración
en su cara y en su cuerpo. Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo
les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta. Llevan un cartel en la frente
que apaga y prende que dice "Llegué - Tarea Cumplida". Apenas llegan toman agua y
se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque
lo saludan los que llegaron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque
van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las
dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega mßs
transpirado que ellos. Los he visto muchas veces. Estßn mal de la cabeza. Miran
con cariño y sin lßstima al que llega diez minutos después, respetan al último y
al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganßndole solamente
a la ambulancia o al tipo de la moto. Se agrupan por equipos y viajan 200
kilómetros para correr 10.Compran todas las fotos que les sacan y no advierten
que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan sus medallas en lugares
de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar. Estßn mal.-
Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono mßs humilde.- Esta es
la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos,
incluyendo al que llegaba último y al inspector de trßnsito. Dos días después
de la carrera ya estßn tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando
rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas
que se cruzan. Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar
solos -consigo mismo- una hora por día. Dicen que los pescadores, los nadadores
y algunos mßs. Dicen que la gente no se banca tanto silencio. Dicen que ellos lo
disfrutan. Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan,
se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con
ellos mismos. Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Estßn mal de la cabeza. Yo los he visto. Algunos solo caminan… pero un día…
cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito. En unos meses empezarßn
a transformarse y quedarßn tan locos como ellos. Estiran, se miran, giran, respiran,
suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle
a la muerte. Ellos dicen que quieren ganarle a la vida. Estßn completamente locos.
Marciano Durßn Marzo 2008
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